Aquella mañana nos levantamos los tres con aires renovados, nos hacía mucha falta una cura de sueño. El cielo seguía cubierto de nubes, pero al menos había dejado de llover. El GPS nos ayudó a encontrar de nuevo la carretera E6 por la que habíamos llegado hasta Mo i Rana y que ahora debíamos seguir hacia el sur.
Poco a poco las grandes montañas fueron dando paso a cumbres menos elevadas y a enormes bosques de coníferas, pero el paisaje seguía siendo espectacular; allá donde miraras siempre había un lago, un fiordo o una cascada, el agua nos acompañaba otra vez, aunque por suerte esta vez no caía del cielo.
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NORUEGA |
Fue un largo día de viaje, pero realmente placentero: buen clima, buena carretera y grandes paisajes, la cámara no podía atrapar del todo la gran variedad de colores que nos rodeaba, pero aún así lanzamos decenas de fotos.
Encontramos un cartel en la carretera que ponía Laksfossen y como para entonces ya sabíamos que fossen en noruego era cascada y como nos encantan las cascadas, tomamos el siguiente desvío sin pensarlo un segundo.
El salto de agua, aunque no es muy alto, si que nos impresionó por la cantidad de agua que traía el río.
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COMIENDO EN LA GASOLINERA |
Es habitual en los países del norte de Europa que todas las gasolineras tengan también un pequeño restaurante de comida rápida y la de aquel día además disponía de una pequeña terraza junto al río, así que nuestro humilde almuerzo se convirtió en un lujo.
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NORUEGA |
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TELEPEAJE NORUEGA |
El pago se puede realizar en algunas gasolineras o registrándose en Internet. Si no lo haces, el gobierno noruego se encarga de enviarte la factura a tu domicilio, aunque vivas en España...
Llegamos al hotel a media tarde, estaba situado en una especie de isla donde está la estación de tren y comunicado con el resto de la ciudad por puentes. Como ya éramos expertos en el arte de del check-in y en el oficio de maleteros, nos instalamos en un suspiro y salimos a conocer la ciudad.
Aunque la tarde había ido empeorando, nos hicimos los valientes y nos sentamos en una terraza de una calle peatonal a cenar. Menos mal que teníamos toldo, porque de repente se puso a caer el diluvio universal y tuvimos que esperar a que escampara. Por suerte, no duró más de quince minutos y pudimos seguir paseando sin paraguas el resto de la tarde.
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LLUVIA EN TRONDHEIM |
Trodheim, como muchas ciudades de Noruega, nos pareció un lugar tranquilo, con pocos vehículos y perfectamente organizado; ideal para vivir si obviásemos el clima.
Mención aparte merecen las preciosas vistas del río Nidelva desde el Gamle Bybro, que no por ser mundialmente conocidas, dejan de impresionar cuando las ves en persona.
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TRONDHEIM |
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GAMLE BYBRO |