Día 47: Desde SARLANDE (Francia) a TOULOUSE (Francia)

270 Kilómetros. VER RUTA.

El objetivo del día era visitar algunos de los pueblos más bonitos de la zona de Dordogne Perigueux mientras proseguíamos nuestro viaje hacia el sur. Conocíamos algunos lugares de aventuras anteriores, pero es una zona repleta de encantos.

La primera parada fue el castillo de Hauterfort que se yergue imponente sobre una colina desde donde domina todo el valle. Sabíamos que en su interior guarda unos jardines magníficos, pero no teníamos tiempo, así que simplemente los visitamos por sus muros exteriores y continuamos la marcha.

Cuando conduces por aquella zona tienes que ir con los ojos bien abiertos porque cada poco tiempo aparece entre la espesura un castillo, un palacio o un pueblecito encaramado a unas rocas.

Una horda de turistas andando por la carretera nos anunciaron que habíamos llegado a Beynat-et-Cazenac, uno de los lugares más famosos de la región. No es buena idea visitar esta zona en pleno verano, son pueblos pequeños de calles estrechas y con muy pocos aparcamientos.

Nosotros tuvimos que desistir tras varios intentos y Noe se bajó del coche a hacer alguna foto mientras Manuel y yo esperábamos en doble fila.

Justo nada más salir del pueblo, encontramos un restaurante con unas vistas increíbles del castillo y nos quitamos la decepción con una maravillosa comida. Porque además de ser famosa por sus pueblos, la zona es un auténtico paraíso gastronómico.

Reemprendimos la marcha hacia La Roque-Gageac situado a pocos kilómetros de allí, pero si por la mañana nos pareció que había muchos turistas, por la tarde parecía un parque temático. Además cientos de piragüistas se amontonaban en el río y no pudimos siquiera llegar a pararnos.

Kilómetros más adelante, encontramos un parking con plazas, pero con el calor que hacía y la gente que lo inundaba todo, no nos pareció buena idea despertar a Manuel de la siesta. Tenemos pendiente hacer un viaje a conocer en profundidad toda la región porque lo poco que hemos podido ver, nos ha encantado.

Supongo que todos aquellos turistas tenían hotel para aquella noche, pero nosotros no y nos fue imposible encontrar una habitación a un precio razonable por allí, así que optamos por tomar la autopista y dirigirnos a Toulouse.

Antes de ir al hotel paramos en la playa del Lac Rameé, que tiene una playa pública, (de pago), donde Manuel se lo paso en grande. Apenas había pasado un mes desde el terrible atentado de Niza y nos encontramos con unas medidas de seguridad increíbles para ser una zona de baño, pero Francia estaba en estado de alarma y eso se notaba en casi todos los lugares.

Llegamos al hotel, situado al norte junto al aeropuerto y rápidamente bajamos a probar la piscina antes de que nos la cerraran.

Después tocó conocer un poco la ciudad y aunque no la teníamos como parada fija en nuestros planes, nos encantó, sobre todo a Noe que no paró de hacer fotografías ni mientras cenábamos en su magnífica plaza del capitolio. Estuvimos paseando por sus calles durante un buen rato, no en vano era la última noche de la aventura.