230 kilómetros VER RUTA
En nuestro cuarto día de aventura, abandonamos Francia para adentrarnos en los Alpes suizos. Salimos de Grenoble con dirección Chamonix-Mont Blanc, el tiempo acompañaba y no eran ni las 10 de la mañana, así que íbamos con la cámara lista con la intención de ir parando de camino a disfrutar del paisaje.
Cuando ya habíamos calculado que la hora de llegada a Chamonix coincidía con la de la comida, nos encontramos con un cartel de obras en la calzada y un aviso de desvío por una carretera que subía una gran montaña. En ese momento nos dimos cuenta de que no llegaríamos a comer a Chamonix, pero lejos de preocuparnos, enfilamos la montaña por la carretera con curvas de vértigo. El premio que nos encontramos fue descubrir paisajes únicos, totalmente naturales y pueblos prácticamente aislados, que no acostumbran a recibir turistas.
Al bajar el puerto, descubrimos un bonito parque infantil por lo que paramos para que Manuel pasase un rato divertido, y de paso, comer allí. Ya habíamos leído que los parques en esta zona son muy bonitos, y es cierto que están perfectamente cuidados y tienen detalles tan sorprendentes para nosotros como una tirolina o una estantería al aire libre con literatura gratuita.
Costó lo suyo sacar a Manuel de aquel paraíso infantil, pero había que seguir...
Poco antes de llegar a Chamonix seguimos encontrándonos obras y más obras, el Tour de Francia pasa este año por aquí e imaginamos que quieren dar buena imagen al mundo. Casi por sorpresa, de entre las nubes surgió una lengua glaciar que nos dejó boquiabiertos. Aprovechando que Manuel se había dormido, paramos a un lado de la carretera para hacer unas fotos.
Casi sin enterarnos, entramos en Suiza. Para nuestra sorpresa, no existe ningún control policial de acceso, por lo que la única señal de que habíamos cambiado de país eran las banderas de Suiza ondeando en todos los tejados, ¡cómo les gustan las banderas a los suizos!
El descenso hacia Sion fue vertiginoso, con desniveles del 10%, y también aquí obras para el Tour. Caían las primeras gotas cuando llegamos a Nendaz, lugar donde pasamos la noche, ¡y qué lugar! Esto de Airbnb te da la oportunidad de dormir en lugares impensables.
Si la casa nos pareció fantástica, cuando salimos a la terraza y contemplamos las vistas, nos quedamos sin palabras:
Para terminar de adornar el paisaje, un impresionante arcoiris, nos dio la bienvenida.
CANCIÓN DEL DÍA