Día 40: Desde BJERT (Dinamarca) a BJERT (Dinamarca)

51 kilometros VER RUTA


Antes de dormirnos la noche anterior, estuvimos hablando de la ruta a seguir los días posteriores y como no lo teníamos muy claro y aquella casa nos gustaba tanto, decidimos preguntar si podíamos quedarnos un día más allí para renovar fuerzas. 

Britta, nuestra anfitriona, aceptó nuestra propuesta y Manuel agradeció levantarse aquella mañana y poder jugar sin prisas.

Salimos a inspeccionar los alrededores y fuimos conduciendo con tranquilidad por carreteras secundarias. Toda la zona nos pareció un inmenso campo de cereal salpicado de vez en cuando por alguna granja, un lugar rural y tranquilo pero distinto a los campos de Castilla entre los que hemos crecido.

Paramos a comprar en un supermercado en Christiansfeld, un pequeño pueblo fundado por la Hermandad Morava a finales del siglo XVIII y que está en la lista de la ONU de lugares Patrimonio de la Humanidad. Dimos un paseo por sus calles y sacamos varias fotos a sus curiosas casas, construidas casi todas a finales del siglo XVIII.

Aprovechamos que había salido el sol para acercarnos a la playa de Hejlsminde. 

El lugar no tenía ningún encanto especial, pero como nos habíamos tomado el día de descanso, estuvimos sentados mirando el mar Báltico hasta la hora de comer.

En nuestro paseo por Christiansfeld por la mañana, habíamos visto que estaban preparando un festival y, aunque no sabíamos muy bien qué íbamos a encontrarnos, nos dirigimos otra vez hasta allí. 

La fiesta resultó ser una reunión gastronómica de la región, por lo que había varios puestos que vendían comida típica del lugar. 

Encontramos una mesa libre en mitad de una plaza y lo cierto es, que aunque éramos los únicos extranjeros, nos hicieron sentir como en casa.

Acabamos la sobremesa casi a media tarde y volvimos a nuestra casa danesa para disfrutar del día de no hacer nada. 

Nos sentamos en la mesa que había en el jardín con unas cervezas y nos dedicamos a recordar peripecias mientras contemplábamos el atardecer.