DÍA 10: de České Budějovice (República Checa) a PRAGA (República Checa)




No era nuestra intención en este viaje visitar ciudades grandes, ya que al ir con coche, nos interesaba más acercarnos a lugares remotos a los que no es fácil acceder en avión. Pero llegados a esta región de Europa, decidimos visitar algunas que nos pillaban de paso ya que los precios del alojamiento eran razonables.

Nuestra siguiente parada era Praga, así que hacia allí nos encaminamos nada más levantarnos. Menos mal que lo hicimos con tiempo, porque a mitad de camino, un accidente bloqueó la carretera y cortaron todo el tráfico. Tras media hora de espera y viendo que muchos checos daban la vuelta, decidimos seguirlos por carreteras secundarias hasta salvar la zona del accidente y así conseguimos llegar a Praga a la hora de comer.



La ciudad era tan hermosa como habíamos leído e imaginado, o quizá más. Cada rincón de su casco antiguo merece ser recorrido con tiempo y cada taberna  también merece una cerveza. Con nuestra apretada agenda sólo pudimos hacer un poco de casi nada y aún así, estiramos las horas para que nos diera tiempo a recorrer las zonas más famosas.



En la plaza de la ciudad vieja, nosotros contemplamos admirados el reloj astronómico y Manuel disfrutó de las increíbles pompas de jabón de un artista callejero; después bajamos hacia el río y cruzamos por el Karlův most para dirigirnos al castillo. 





Subir la cuesta con Manuel en la silla nos obligó a parar en varios puntos de avituallamiento y probar los deliciosos y típicos trdelniks.





 Las vistas desde arriba merecieron la pena y desde allí comprobamos que nos quedaba una infinidad de lugares por ver y apenas teníamos tiempo, así que antes de volver al hotel, ya casi sin fuerzas, nos acercamos a ver la Casa Danzante.



VISTAS DESDE EL CASTILLO



Y tras eso, con la lengua fuera y los pies molidos, decidimos que nuestra visita a Praga había concluido por esta vez y la apuntamos en nuestra libreta de lugares donde volver.



CANCIÓN DÍA 9



La canción que proponemos para el día de hoy es Por ti de Sidonie



DÍA 9: de FIEBERBRUNN (Austria) a ČESKÉ BUDÈJOVICE (República Checa)





Despertar en mitad de los Alpes y contemplar la fuerza con la que un río desciende aquellas montañas fue una gran manera de empezar el día. Además, en el hotel nos sirvieron un gran desayuno austriaco así que con energías renovadas, emprendimos nuestro viaje hacia Salzburgo. El día era soleado y cuando llegamos a la ciudad de Mozart, apretaba el calor a pesar de ser poco más de las 11 de la mañana. No suele ser fácil hacer una visita express a una ciudad con un niño, y si el calor es agobiante resulta una tarea casi imposible. Pero había que intentarlo, sentamos a Manuel en la silla y nos dirigimos a la zona monumental buscando las sombras de los árboles que pueblan la orilla del río.

SALZBURGO


No teníamos mucho tiempo, así que nos limitamos a recorrer sus calles más emblemáticas, visitar la catedral (nos encantó) y volvernos al coche sorteando la infinidad de obras que había en la ciudad.






CATEDRAL SALZBURGO


Como siempre, nos pareció que el lugar merecía más tiempo, pero entre el calor y la dificultad de manejar la silla en una ciudad en obras decidimos que era mejor avanzar para poder llegar a nuestro destino antes de que se hiciese de noche.

Salimos de Salzburgo por la autopista en dirección norte, hacia la frontera con la República Checa. Entonces no lo sabíamos, pero fue la última carretera en buenas condiciones que encontraríamos en mucho tiempo. Nada más entrar en República Checa, nos encontramos con una señal de peligro con la figura de la muerte reflejada en el fondo blanco, no nos dio tiempo a fotografiarla y no vimos más, pero aquello era un aviso de lo que nos esperaba...

Llegamos al hotel mediada la tarde, tras atravesar al menos seis pasos a nivel sin barreras y sin señalizar que nos hicieron la conducción digamos que interesante. Habíamos leído que los checos no eran el alma de la fiesta y el personal de la gasolinera y la dueña del hotel nos confirmaron que no era una leyenda urbana. No fueron desagradables en ningún momento, pero nos quedamos con la sensación de que les debíamos algo...

Dejamos las maletas y fuimos a cenar al pueblo de al lado: Český Krumlov . Resultó ser un lugar encantador, con un casco histórico bien conservado y con multitud de rincones para ser fotografiados. Se nos hizo de noche mientras cenábamos, así que antes de volvernos al hotel, subimos al mirador que hay en lo alto del pueblo para lanzar las últimas fotos .