DÍA 3 de CARCASSONNE a GRENOBLE


519 kilómetros  VER RUTA

Nos despedimos de Carcassonne atravesando el Canal du Midi, similar a nuestro Canal de Castilla, pero repleto de pequeños yates atracados en su orilla. Hoy tenemos que avanzar hacia el norte y no nos queda más remedio que coger la autopista hasta Avignon. Llegamos casi a la hora de comer, la ciudad respira a través de decenas de terrazas repletas de turistas y el calor se va volviendo insufrible. Buscamos refugio en una de ellas en la Place de L´Horoge, justo enfrente del ayuntamiento; como era de esperar por la situación el sitio es caro, así que apuramos los 7 euros de cada cerveza como si se tratase de oro líquido.



Desde la plaza al Palacio de los Papas hay tres minutos andando, pero con tanto calor, hacer avanzar a Manuel es una odisea. Cuando estoy pensando en tirar la toalla y marcharnos, aparece el tren turístico y nos montamos sin pensarlo. Son 16 euros los 3, pero nos permite dar una vuelta por la ciudad y conocer las murallas, el famoso puente sobre el Rodano y algunos callejones escarbados en la piedra que nos dejan boquiabiertos. Son 40 minutos de trayecto, así que nada más bajar nos vamos a recoger el coche del parking y nos encaminamos a la siguiente parada: Grignan.







 En el camino, vamos buscando los famosos campos de lavanda de la Provence, pero lo único que hemos visto desde que salimos de Carcassonne es una sucesión interminable de viñedos. Al final, casi llegando al destino, aparecen los primeros campos morados y aunque no han alcanzado su mejor época, el olor de la lavanda inunda todo el coche.

CAMPOS DE LAVANDA


Grignan resulta ser un pueblecito encantador, lleno de callejuelas y coronado por un castillo imponente, pero esto es Francia y todo cierra pronto, así que nos quedamos con las ganas de visitarlo por dentro.








Cuando ponemos la dirección del hotel en el GPS, vemos que ya vamos con el tiempo justo por lo que nos toca coger la autopista a Grenoble para llegar a tiempo de la cena. Manuel se queda dormido en el camino y no se entera de que cuando llegamos, el hotel está cerrado. Llamamos al timbre, al teléfono, a la puerta y a las ventanas, pero allí no responde nadie. De la puerta de al lado del hotel sale una chica muy amable que nos pregunta que nos ocurre, Le explicamos la situación en inglés y ella llama por teléfono al dueño del hotel, que le responde ¡que no nos va a alojar esa noche, pero la habitación ya está pagada! La chica, que se llama Marie, resulta ser un encanto de mujer y nos ofrece su casa para pasar la noche, pero nos da tanta vergüenza que le damos mil veces las gracias y le decimos que vamos a buscar otro hotel. Al final encontramos un hotel en Crolles, con un simpático recepcionista que estudia español y no hace más que darnos conversación. Al final, todo el mal rato que hemos pasado se nos olvida mientras cenamos.

El día ha sido largo, muchos kilómetros, muchos recuerdos en la retinas, y en cuanto tocamos la almohada, estamos los tres soñando con el día siguiente: llegamos a los Alpes.

PD. El hotel que nos ha dejado tirados se llama HOTEL DU MIDI en Domène (Francia).


CANCIÓN DEL DÍA